martes, 3 de noviembre de 2009

DEJÉ QUE ME MORDIERA EL AIRE

















Mire otra vez el mar,
el turquesa triunfante sobre las aguas,
una paz que volvió del destierro
y esa tibieza del sol sobre la piel.

Decidí volver aquel andén,
descorrer los velos del tiempo
cuando tu y yo éramos uno
y el olvidar que el amor duele.

Y aún así,
dejé que me mordiera el aire,
que me arrinconase en las esquinas
y cual domador de fieras impusiera su ley.

Soy animal que siempre tropieza
con la misma columna
y abraza tempestades cada vez
con más fuerza.

1 comentario:

  1. Inmenso regalo que nos abras esta puerta dorada
    a tu voz de brisa y de mar ,
    de luz y de horizonte sin límite

    Gracias por tenerme
    en cuenta

    Un abrazo gigante desde mi corazón

    Rosa

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