lunes, 22 de febrero de 2010

NUESTRO ROL DE CUNA















Como el alba respiramos,
con rugido de tigre a veces luz, a veces sombras.

Somos agua en plenitud del alumbramiento
con un poco de inteligencia y un mucho
de ignorancia.

Romeos de pacotilla
e insensibles recintos amurallados
donde guarecer el miedo y la lujuria.

Vampiros ansiosos de morder otras gargantas,
respirar otros aromas, arder en otras manos.

Y siempre dispuestos a la huida
enarbolando insignia de promesas,
pero buscando una nueva luz de azules tiernos.

Sin embargo el sonido de una voz,
la gracia de unos pasos casi imperceptibles
surgiendo de la oscuridad
piden resurrección y dejamos de huir.

Es la ahora de acomodarse
y abrazar complacientes nuestro rol de cuna.

sábado, 13 de febrero de 2010

Aguacero.





















No hay besos amatorios
para bocas de asnos.

Las caricias no siembran tierras calcinadas,
son luces de rebeldía y tiempo.

Mis párpados
se duermen en el regazo del río,
y mis labios con sus alas de halcón
han dejado de huir.

Es la madrugada,
ya no quedan sueños que contar,
ni versos que escribir desde dentro.

Quiero desnudar el alma,
escudriñar las hondonadas del crepúsculo,
para evitar que el llanto roce mi invierno.

lunes, 11 de enero de 2010

AMANECER VACILANTE.

















Cual amanecer desvaído, vacilante
que captase luz y oscuridad al mismo tiempo
su vida vegetaba en el horizonte
cuando tierra y cielo se disiparon tristes,
mustios en vaporosa y destruida escarcha.

Ay de nosotros, pensábamos que nos crecerían alas,
beberíamos en las fuentes perfectas
para mecernos en el calor del sol,
solo fue un sueño de adolescencia, tú carecías
de la madurez necesaria y la gravedad de los átomos
nos precipitó al vacío.

Ay de mí, de mis ansias de crecer, dar el mejor fruto,
amar con la libertad de las náyades,
de la perfección de mi ser.
Todo quedó inerte, vedado, punzante, alejado, inapelable.

Las carencias humanas con brisa indeterminada,
naturaleza en guerra continuada contra mí,
palabras vacilantes, oscuros impulsos que frustran
la obertura y me retienen estremecida.

De nuevo frente a aquel amanecer desvaído de entonces;
como él me evaporo en desnutrida brisa, triste, mustia,
aminorada en errático misterio de la incertidumbre.

viernes, 13 de noviembre de 2009

ASUNCIÓN DESMESURADA.





















No soy fragante aroma,
soy la niña que mira en mi interior,
que ve como crujen los dedos
presos en las sandalias
y como pescador de ostracismos
me rebelo cadenciosa, guerrera, arrebatada.

Soy profana en intrigas, inerte a la adulación,
con nociones de indolencia
sigo los pasos del pacífico Job
y como él medito antes de maldecir el lodo.

La música me eleva con alas de libertad
cual majestuosa alondra en su despliegue
y en los saltos de agua soy
pez imantado,
origen desvaído,
asunción desmesurada.

Hoy con paso minúsculo me voy por donde vine,
no tuve ni tendré semejantes,
por eso me alejo sin un adiós,
sin asomo de un hasta siempre.

Sólo llevo conmigo la sagrada promesa de la voz,
un poema y el amor por la palabra.

jueves, 12 de noviembre de 2009

FOTOGRAFIAS










Su cuerpo vestido de helechos,
la boca llena de pájaros.
Mi cuerpo desnudo sobre la herida,
los labios apenas besados.

Sus palabras convertidas en piedras,
las manos corroídas por el agua.
Mis palabras esparcidas en papiros,
la voz dislocada por el aire.

Su cabeza blanca como la nieve,
la piel cubierta de arena.
Mi cabeza reflexión y armonía,
los ojos delfines hambrientos de olas.

La ciudad donde elegimos vivir
entre el cielo y el asfalto,
entre el humo y la lluvia,
entre la verdad y el laberinto del ciprés.

Un hombre y una mujer heridos de amor,
tan diferentes, tan ambiguos, tan hermosos.
Sabemos que el remedio está en todas partes,
y si embargo la cura está, en nuestra
en nuestra propia herida.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

CONFESIONES





























A veces la tristeza me consume
y el aire que agita mi sangre se desvanece entre sus pliegues.

Olas impávidas aconsejando prudencia por encima del hombro,
mientras Poseidón mi Díos, sigue insistente en su cantinela:
déjaselo a la muerte, no ves esta roca que se viene conmigo,
no ves su insistencia en ir hacia dentro de la tormenta.

¿Dime, quién sostendrá su luz si lo salvas,
que sol encenderá su chispa de amante, donde va reinar?

Así mi Díos me llena de dudas, he de reflexionar mis ansias,
apaciguar esta guerra que despertó sus celos,
celos de las gaviotas que besan mi boca,
de los hombres que navegan y se nutren de mi vientre,
de aquellas muchachas que con su belleza semidesnuda
dan colorido a mis ojos y hasta de esa caracola que reposa su muerte en mis orillas.

Vamos que esta noche el cielo esta gris, la tormenta amenaza
con aparearse esta madrugada entre mis sábanas,
vamos que me ha mirado mal la fiera mía, vamos, vamos lejos.

Dejemos peces de oro a los albatros, démosle su respeto a mi Díos

Porque somos ya cuerpo de la lluvia y nos fascinan los charcos,
nos consuela pisar su elixir,
frente a la caricia que el vino deja encendida
en nuestras gargantas.

Vamos sin miedo, démosle fuerza honda al verano
y acaudillemos las murallas se nos vaya a escapar el sueño
de vivir como hombre.

martes, 3 de noviembre de 2009

DEJÉ QUE ME MORDIERA EL AIRE

















Mire otra vez el mar,
el turquesa triunfante sobre las aguas,
una paz que volvió del destierro
y esa tibieza del sol sobre la piel.

Decidí volver aquel andén,
descorrer los velos del tiempo
cuando tu y yo éramos uno
y el olvidar que el amor duele.

Y aún así,
dejé que me mordiera el aire,
que me arrinconase en las esquinas
y cual domador de fieras impusiera su ley.

Soy animal que siempre tropieza
con la misma columna
y abraza tempestades cada vez
con más fuerza.

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